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visitó el Txakolingunea
(Museo del Txakolí) de Bakio, Bizkaia.
En Bakio
tierra, mar y cielo se conjugan para crear un producto con características
propias: el txakolí. Un vino suave, joven y afrutado. Su disposición
geográfica, la particular orografía del valle y las condiciones climáticas son
adecuadas para el cultivo de una especie de uva autóctona, cultivada a lo largo
de los siglos y de la que se obtienen unos caldos excepcionales.
Las bodegas
de la localidad costera producen más de 100.000 litros al año, dentro de la
denominación de origen “Txakolí de Bizkaia-Bizkaiko txakolina”.
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Imagen propiedad de Txakolingunea |
El museo
recoge en su espacio expositivo las siguientes secciones:
1.
Txakolí,
el secreto de un vino ancestral.
2.
Bakio,
1.000 años de historia.
3.
Historias
del txakolí.
4.
Una
industria de calidad.
5.
Bakio
y el txakolí, sonidos y colores.
Pudimos
probar por primera vez el txakolí “ojo de gallo”, un vino rosado con un toque
dulce. Y también se produce, aunque en pequeña cantidad, el txakolí “tinto”. Nos
quedamos con el blanco.
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