Descubrí
este bocado junto a mis compañeros de nuestra etapa universitaria en
Valladolid, en un pequeño bar junto a la Plaza Mayor. Cuanto más grande es la
sepia más sabroso es el bocado pero también más difícil de limpiar.
INGREDIENTES:
Sepia
Ajo
Aceite de
oliva
Aceite de
girasol
Perejil
picado
Vinagre
Sal
1 huevo
1
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Limpiamos la sepia retirando las aletas (a la
plancha resultan duras, se pueden utilizar cocidas en un arroz) y las partes
cartilaginosas duras. La secamos bien con papel absorbente y le damos unos
cortes superficiales en la piel.
2
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Calentamos a alta temperatura la plancha (o la
sartén) con un chorrito de aceite de oliva. Echamos la sepia y la cocinamos
durante 3 o 4 minutos (depende del grosor) por ambos lados, apretándola contra
la plancha con una espátula o similar para que no se deforme, hasta que suelte
toda su agua y tome un tono ligeramente dorado. La troceamos.
3
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Preparamos una mayonesa añadiendo medio diente
de ajo y perejil picado: cascamos el huevo y lo echamos en el vaso batidor.
Añadimos una pizca de sal, un chorrito de vinagre (o de limón), el ajo, el
perejil y una buena cantidad de aceite de oliva suave o de girasol. Colocamos
el brazo de la batidora en el fondo al principio y lo vamos moviendo poco a
poco arriba y abajo hasta que emulsione totalmente la mezcla.
4
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Presentamos la sepia en una fuente con la
mayonesa en un lado para ir untando. Espolvoreamos por encima con perejil
picado.
Normalmente no es necesario añadir sal
a la sepia porque ella misma ya posee un alto grado. Es necesario que la
temperatura de la plancha o sartén sea alta porque si no la sepia se cuece en
el agua que va soltando y no queda tierna. Asimismo si está mucho tiempo sobre
la plancha se queda dura. El éxito radica en cogerle bien el punto.
Bernardo
I. García de la Torre
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